lunes, 2 de diciembre de 2013

V.

Un pensamiento venenoso es la estaca con la que la tonada del cantar de tu voz penetra mis timpanos y desbaratan la malla de la paz en mi.

Eres un fénix que en su ardiente vuelo destella luces anaranjadas, incendiando las paredes de mis entrañas e iluminan mis ojos con luceros de la calma y compasión que muestras al ser tu misma.

Reflejos de tu alma moran prensadas de los brazos con la mia, entre poemas halagadores, susurrados al oído de mi alma, por la melodía de tu voz sucumbo a tus plantas.

Lienzos unen nuestras manos en una implosión apasionada de calor que las funden en una estructura que se graba hasta mi corazón.

L.C.

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